Enoc hijo de Jared padre de Matusalen. Su nombre significa el iniciado, se dice de el que no llegó a morir sino que fue llevado a los cielos en un carro de fuego.
Existe el libro de enoc que se considera como un evangelio apócrifo del antiguo testamento, es decir que la iglesia no acepta su contendio. Relata lo ocurrido con el contacto de enoc y los seres celestiales. Angeles o visitantes.
Enoc viaja a bordo de un palacio capaz de surcar los cielos hecho de vidrio a través del cual se podían ver las estrellas. Sus anfitriones le explicaron una extensa cosmología, de estos seres se dice que fue Dios que los envió a la tierra como sus emisarios. Los visitantes previludianos.
En el libro enoc ofrece conocimientos que la ciencia solo confirmó mucho tiempo después como las orbitas lunares y solares, explica que también existen otros sistemas.
Muchos de estos conocimientos solo fueron demostrados por la ciencia siglos después.
NOTAS PIE DE PÁGINA:
Enoc (a veces transcrito como Enoch o Henoc) es, en el libro del Génesis, del Antiguo Testamento, el nombre de varios personajes Bíblicos mencionados en dos genealogías,
y posteriormente por muchos autores judíos, cristianos y musulmanes.
El primero aparece como primogénito de Caín (quien construyó una ciudad que nombró Henoc para celebrar su nacimiento).
Henoc fue padre de Irad, éste de Mehujael, éste de Matusalén, éste de Lamec quien aparece como el primer polígamo, y éste de Jabal.
El segundo Henoc aparece como hijo de Jared, descendiente de Set, hijo de Adán, padre de Matusalén, abuelo de Lamec y bisabuelo de Noé (Génesis 5).
Este «Henoc anduvo con Elohim, y desapareció porque Elohim se lo llevó»; «Por la fe Enoc fue trasladado para no ver la muerte, y no fue hallado, porque lo trasladó Dios».
Otro Henoc es hijo de Madián y nieto de Abraham, que habría vivido en el 1700 a. C. aproximadamente. Según el Libro de los Jubileos, texto apócrifo escrito en tono midrásico,
probablemente en el siglo II a. C. por un judío fariseo (la versión hebrea sólo se conservan fragmentos, la versión mejor conservada es la etíope): “Durante trescientos años, Henoc aprendió todos los secretos (del Cielo y de la Tierra) de los bene Elohím (‘los hijos de los Dioses’)”.
Etimológicamente midrásico proviene del verbo hebreo darâs, que significa buscar, investigar, estudiar.
El nombre de dios El es el nombre de uno o varios dioses ugaríticos que fueron importados a Palestina e introducidos en los textos sagrados hebreos.
Por ejemplo, en Génesis 1 se dice: «Entonces Elohím dijo (en plural): “Hagamos al hombre a nuestra imagen, a nuestra semejanza”» y en Génesis 3: «Miren, el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo lo bueno y lo malo».
Durante la descripción de la Torre de Babel (Génesis 11), los Elohím dicen: «Ahora pues, descendamos y confundamos sus lenguas».
Algunos historiadores bíblicos opinan que el judaísmo fue en un tiempo una religión politeísta, hasta que los sacerdotes del dios Yahvéh ganaron el suficiente poder político y religioso como para declarar un Dios único.
Sin embargo, otros opinan que este término sería usado como un plural mayestático de un solo Dios. «Eran gigantes que habían bajado a la Tierra porque carecían de compañía femenina. Los dioses El les enviaron para enseñar a la humanidad la verdad y la justicia».
En el Libro de Enoc los hijos de los Elohím son llamados «Vigilantes» y se les menciona como un grupo de ángeles.
y posteriormente por muchos autores judíos, cristianos y musulmanes.
El primero aparece como primogénito de Caín (quien construyó una ciudad que nombró Henoc para celebrar su nacimiento).
Henoc fue padre de Irad, éste de Mehujael, éste de Matusalén, éste de Lamec quien aparece como el primer polígamo, y éste de Jabal.
El segundo Henoc aparece como hijo de Jared, descendiente de Set, hijo de Adán, padre de Matusalén, abuelo de Lamec y bisabuelo de Noé (Génesis 5).
Este «Henoc anduvo con Elohim, y desapareció porque Elohim se lo llevó»; «Por la fe Enoc fue trasladado para no ver la muerte, y no fue hallado, porque lo trasladó Dios».
Otro Henoc es hijo de Madián y nieto de Abraham, que habría vivido en el 1700 a. C. aproximadamente. Según el Libro de los Jubileos, texto apócrifo escrito en tono midrásico,
probablemente en el siglo II a. C. por un judío fariseo (la versión hebrea sólo se conservan fragmentos, la versión mejor conservada es la etíope): “Durante trescientos años, Henoc aprendió todos los secretos (del Cielo y de la Tierra) de los bene Elohím (‘los hijos de los Dioses’)”.
Etimológicamente midrásico proviene del verbo hebreo darâs, que significa buscar, investigar, estudiar.
El nombre de dios El es el nombre de uno o varios dioses ugaríticos que fueron importados a Palestina e introducidos en los textos sagrados hebreos.
Por ejemplo, en Génesis 1 se dice: «Entonces Elohím dijo (en plural): “Hagamos al hombre a nuestra imagen, a nuestra semejanza”» y en Génesis 3: «Miren, el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo lo bueno y lo malo».
Durante la descripción de la Torre de Babel (Génesis 11), los Elohím dicen: «Ahora pues, descendamos y confundamos sus lenguas».
Algunos historiadores bíblicos opinan que el judaísmo fue en un tiempo una religión politeísta, hasta que los sacerdotes del dios Yahvéh ganaron el suficiente poder político y religioso como para declarar un Dios único.
Sin embargo, otros opinan que este término sería usado como un plural mayestático de un solo Dios. «Eran gigantes que habían bajado a la Tierra porque carecían de compañía femenina. Los dioses El les enviaron para enseñar a la humanidad la verdad y la justicia».
En el Libro de Enoc los hijos de los Elohím son llamados «Vigilantes» y se les menciona como un grupo de ángeles.
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